sábado, 30 de abril de 2011

Montaditos post Semana Santa



Que abandonadito te tengo amigo…


Es que no tengo tiempo pa naaa…. Para nada que sea de carácter constructivo e intelectual o el que invierta las energías y neuronas en algo más que pensar en la comida que tengo que hacer para el día siguiente… Que si… que aunque parezca mentira, me pongo colorada… (No, eso es una canción de chiringuito) cuando digo que cocino de vez en cuando…


Por ahí (este mismo blog) he colgado un par de recetas medias chuscas de mis correrías entre círculos de energía eléctrica (por lo de la vitro) y cacharros de doble fondo para la iduccion.


Sin ir más lejos esta pasada semana (Semana Santa para más mención), quería ser la anfitriona legendaria que fue mi madre y me puse a pensar que hacer de comer a mis familiares que no contuviese carne, por eso de abstenerse a comerla en estos días, mas por tradición que por otra cosa, al menos en lo que a mi respecta.



El jueves me hice un arroz con bacalao y garbanzas, que aun y después de muchos años, no recuerdo como lo llamaba papa si Arroz a la Alicantina o Arroz a la Vizcaína, supongo que como ambos nombres terminan en Ina, no lo tengo como muy claro. El arroz salió bien, gracias a alguien que me echo una mano… La suerte… Y aunque el bacalao era escaso o casi inexistente en aquel caldero pa tanto muerto de hambre, aprobé el examen culinario, sino con un sobresaliente (siempre habrá alguien que de su critica Michelin, sin previa petición), con el Notable alto de mi madre, Mari y mi cuñada a quienes les encantó...




El Viernes Santo fue otro cantar… ¡y eso que lo tenía aun más calculado que el arroz! Dña. Carmen, o sea, mi señora madre, solía en Semana Santa hacer un “sancocho de pescado salado” (sancocho una palabra que importo mama de su tierra Lanzarote a nuestro vocabulario), con papas arrugadas, batatas (o boniatos) y un mojo verde hecho con cilantro, ajo y aceite. El pescado, unas bandejas de Cherne salado que compre en el Mercadona unos días antes, por si acaso mucha más gentes se sintiera igual de inspirada que la que escribe y me dejaran sin un mísero trozo pescao salado que echar a la olla… Limpie de sal el pescado y lo puse en remojo un día antes para desalarlo, como lo vi hacer a mama tantas veces… Pero lo que se me había olvidado por completo, fue el maldito cambio de agua para que la sal supuestamente desapareciera mayoritariamente… El pescado lo hice a primera hora… ¡¡¡que contenta estoy!!! , pero cometí otro error... no sacarle el agua. Me quedo salado como la madre que lo pario (tipical palabra canaria para decir que quedo híper, mega salado, muy chungo, malo...)… Mi gente se lo comió como mejor pudo, pero la fotografía mental que había hecho en mi psiquis era totalmente distinta a la que viví, como si fueses sucesos paralelos que nunca llegaran a tocarse…


Sobro algo de pescado pero este fue directo a la basura. El recuerdo del “salazón” me puso el vello de punta y como cuerpo Espín, no pensé en ningún momento en la mardita crisis y en hacer algo con el sobrante… croquetas o encebolladlo…


Ya ven… en la cocina, soy una inútil, ¿o a lo mejor me lo hago para no convertirme en “esclava” de la cocina?





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Como que el tiempo no acompaña, que días más tristes… que necesidad de sol… que apagamiento… Las ideas tampoco me acompañan… Menuda Semana Santa me ha tocado, fea y triste (es lo normal en estas fechas de “recogimiento”), pero muchiisimo mas de lo habitual y para colmo y rematar la faena, me da una gastroenteritis provocada por no sé que alimento de los que trague durante el viernes (y no fue carne, para que me digan los curas) que me tiene más floja que el pedo un mariquita, como decía mi difunto padre.

Nada sale como uno quiere…



Mi madre mas apagá que un fosforo al terminar el palo. ¡Claro! Como la peña no está por la labor de salir de sus “guaridas” con esta lluvia, mama gallina esta tristona sin sus polluelos. Mari de clausura y sin habito, o sea, en pijama y acostada y sin dar palo al agua…

De todas formas…como que no me apetece mucho ver a nadie y mas con este mal cuerpo, porque para escuchar problemas me quedo con los propios, que pienso son menos o más llevaderos… A veces parece que el Universo o lo que fuera, se pone de acuerdo para que todo se vaya a la mierda y los planes urdidos con bastante antelación, se van a tomar viento como si estuviera en Kansas de Dorothy, pero sin Toto.

Por lo pronto, pensar en comida me da asco, pero no me queda otra pues estan mis niñas, que ellas se tienen que alimentar...

Cambiando de tema y para no aburrir, intento poner en práctica una teoría que me he planteado. Si las ideas me vienen cuando apago las luces y cierro los ojos para intentar dormir, ¿por que no escribir con los ojos cerrados?, como me se el teclado de memoria quizás resulte. Más de una vez meteré la pata y tendré que devanarme los sesos para saber que puñetas quería escribir, así que no se si esto va a ser una buena idea. Quiero escribir, pero hay algo (no se que leches es) que me retiene y eso me exaspera, porque no tengo ni la más remota idea de lo que motiva esta apatía… La idea de escribir sigue ahí, aunque no acompañada por la inspiración. Cada vez que surge algo, tímidamente, parecido a esos rayos de sol que se escapan entre las nubes en el inverno, llega alguien, que sin mala intención me dice cuatro palabras y ¡¡Pufff!!! la inspiración desaparece más rápidamente, que si el mismo David Coperfiel hubiera hecho de las suyas… Igual que el mismo sol secuestrado por inmenso nubarrones negros.


¡¡¡Ciao Lorenzo!! ...


Alguién llegó... asi que, cierro y corto no sea que la fastidie...





Buena semana a todos..




























































































































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Consejos para evitar ser manipulados:

Cuando alguien te diga: Lo que debiste hacer o Lo que debiste decir es tal cosa, apresúrese a responderle: ¿Me propones acaso que intente retroceder el tiempo para hacer lo que debía haber hecho.

Ande con mucho cuidado, el término mágico "por qué" puede mantenerle en perpetua retirada. Y usted no tiene que estar siempre dando explicaciones de por qué ha hecho las cosas de la forma que las hizo. Las hizo así porque esa fue su propia determinación y ya está