Apareció cuando ella se encontraba en un
tiempo de reflexión sobre lo que hacer con su vida… El era un caballero
andante, cuyo principal y único fin era el salvar a damas en apuros, todo lo
contrario de lo que ella era. Una indomable guerrera que pasaba por un descanso merecido, de lo que para ella la rutina de las batallas. Probablemente fue eso lo que lo confundió, viendo en ella lo que no era.
La atracción que sintió por el, igual que la polilla a la llama, hizo que escondiera su carácter atrevido, sagaz y valiente. El paso del tiempo, hacia que su espíritu luchara contra algo para lo que no había nacido, intentar ser la frágil princesa, delicada flor que él pensaba que era.
Guerrera si, pero también soñadora. Creía que el atisbaría dentro de su corazón y
mas allá de la delicadeza, vería la pasión con la que defendía aquello en lo
que creía. Día a día, se iba notando la separación entre ambos, hasta
convertirse en un gran abismo, que ninguno de los dos intentaba franquear. El
uno porque creía en lo que hacía, pues así se lo habían enseñado desde su más
tierna infancia, la otra porque creía que sin renunciar a su vida de lucha e independencia,
podía ser la pareja perfecta del caballero andante.
El caballero desaparecía por días, dejando a
la guerrera sumida en la más absoluta tristeza. Algo en lo más hondo de su alma, le decía que él había
encontrado a la dama que rescatar del dragón. Por supuesto, no era ella.
La guerrera no necesitaba ser rescatada, sino amada tal como era. Luchar codo con codo con el
caballero y derrotar juntos a dragones, bestias y fantasmas.
La melancolía la arrastraba
a un abismo al que no estaba acostumbrada, cuando un apareció el caballero…
Ella lo miro a los ojos y entonces supo la verdad… se irguió des
afiante y le
dijo:
“Esto es lo que soy…. Una guerrera y no una
princesa. Daría mi sangre e incluso mi vida si estuvieras en peligro y lucharía
a tu lado en las mismas batallas... Pero ya ha hecho tu elección…”
La guerrera se coloco la espada en la
cintura, agarro el yelmo y se giro sin mirar atrás…
Como me dijo alguien un día… El día que
encuentre a alguien que me quiera tal como soy, no por lo que tengo… Entonces
será cuando habré encontrado el amor que estaba esperando