Nunca he hablado de mis tendencias religiosas y aunque más de una persona me considera ATEA, creo que están muy lejos de la realidad.
Me considero cristiana (que no católica). Una cristiana algo ¿especial?... pero cristiana.
Bautizada… Comunión hecha (como casi todas las de mi generación) e incluso confirmada.
Algo que sucedió poco después de hacer mi primera comunión con menos de nueve años, hizo que cuestionara mi fe en la Iglesia Católica a muy temprana edad. Con la ilusión de cualquier criatura de mi edad, no quise romper el frágil vínculo que había nacido en mí y con esa edad en la que mi inocencia estaba casi intacta, iba a misa todos los sábados por la tarde.
Fue uno de esos días que después comulgar tomando “el cuerpo de cristo”, se acercó a mi una señora conocida en el barrio como “Radio Moscú”, creo que por lo alcahueta que era la doña no porque tuviera ideas de izquierda. Me susurro al oído estas palabras: “Antes de comulgar tienes que confesarte”… Menuda gilipollada ¿Qué pecados puede tener una niña a esa edad y mas en los años 70 con la dictadura que nos comía el tarro diciendo casi hasta tirarse un cuesco era pecar? Fue tan grande el trauma en mi, que nunca más probé una Ostia… ¿Cómo podría perdonarme Dios que dijera “coño”, o no le hiciera caso a mama, o le tirara de las trenzas a Raquel?... ¡Yo era una gran pecadora!
Durante mi adolescencia, seguí esporádicamente mi contacto con la iglesia de base. Procesiones de la fiesta del barrio… el Vía Crusis en Semana Santa, aunque era mas novelería que por devoción. Nos levantábamos antes de las cinco de la madrugada y nos reuníamos en la plaza de la Iglesia, para acompañar al Cristo de la Montaña hasta el “calvario”. Pero estábamos mucho más pendientes de los chicos y de los tropezones de las “viejas” que de la liturgia en si…
Problemas emocionales que se me crearon a raíz de enterarme de los problemas de drogas que tuvo mi primer novio, fue motivo para asistir de nuevo a misa todos los sábados intentando encontrar allí la explicación a tantas cosas que no comprendía, pero entrar en la casa del señor resulto para mi mas angustioso que placentero… Casi sin empezar la misa me daban taquicardias, empezaba a híper ventilar y a sudar a chorros. Un día pensé, seguro que a Dios no le gustará para nada estos sentimientos que hay en mí.... Si como yo pienso… Dios es amor no creo que permita que además de estar casi hundida por los problemas con aquel mal nacido, terminara yo enfermando por autoobligarme a algo que no deseaba…
Deje de ir a misa y deje de ir al Vía Crusis. Empecé a leer la Biblia de forma compulsiva. Cada día me leía un capitulo y no podía dormirme sin hacerlo, pero cuanto más leía menos me enteraba de lo que quería decirme (buscaba también la respuesta de mis problemas en ese sabio libro)… La parte del viejo testamento me parecía más bien que había sido redactado por un misógino y algunos de los del nuevo me hacían pensar que la iglesia no predicaba con lo que Jesucristo dejó en sus enseñanzas… Así que otra vez me encontraba en la misma encrucijada….
Llevada por el deseo de conocer la religión Islámica, hizo que a través del Circulo de Lectores me compra el Coran. Quería y quiero entender si es verdad que el Coran es tan radical como lo describen algunos Ayatolaes… Se trata de una lectura hermosa…llena de versos…pero a medida que te sumerges en la lectura me voy dando cuenta que es casi idéntico al Antiguo testamento… un pesado laste de antiguas leyes que en los tiempos actuales están más que desfasadas… y como siempre la mujer sale mal parada.
En cuanto a los santos… tengo devoción por Dña. Yaya o lo que es lo mismo por La Virgen de Candelaria. También lo soy del Santo Hermano Pedro, nacido en la isla de Tenerife en un pueblecito llamado Vilaflor a este le tengo un gran fervor. En momentos cruciales de mi vida le he pedido ayuda y aunque a primera vista parezca que no lo hace te das cuenta que quizás no ha hecho lo que “tu querías”, pero si ha puesto los puntos sobre las ies.
Tengo anécdotas que ponen los pelos de punta como la vez que me enamoré de la persona equivocada. Fui a la cuevita del Hno. Pedro que está en El Medano, rece y le pedí claridad de entendederas para averiguar que fallaba en la relación cuando yo ponía todo de mi parte. Meterme en el coche, poner una cinta de la cantante de salsa India y mientras escuchaba una canción, salto la cara sin haber terminado y se escucho a la cantante decir… “….o ella o yo”… al poco tiempo me enteré que el tipo era casado y se lo había montado de manera que yo no sospechase y creo que su mujer tampoco.
Como esas puedo contar mogollón de anécdotas, por eso tengo una estampita de ese santo y cada noche le enciendo una velita y le pido para que me de fuerzas para seguir con la vida que se me ha destinado….
Bueno…se que es un tema serio…pero a veces… no es que vea muertos, Dios no lo permita… ¡me da un soponcio! Me sale el puntito de seriedad heredado de mis mayores.
Ya saben… yo creo, pero lo justo para no convertirme en una fanática religiosa
Me considero cristiana (que no católica). Una cristiana algo ¿especial?... pero cristiana.
Bautizada… Comunión hecha (como casi todas las de mi generación) e incluso confirmada.
Algo que sucedió poco después de hacer mi primera comunión con menos de nueve años, hizo que cuestionara mi fe en la Iglesia Católica a muy temprana edad. Con la ilusión de cualquier criatura de mi edad, no quise romper el frágil vínculo que había nacido en mí y con esa edad en la que mi inocencia estaba casi intacta, iba a misa todos los sábados por la tarde.
Fue uno de esos días que después comulgar tomando “el cuerpo de cristo”, se acercó a mi una señora conocida en el barrio como “Radio Moscú”, creo que por lo alcahueta que era la doña no porque tuviera ideas de izquierda. Me susurro al oído estas palabras: “Antes de comulgar tienes que confesarte”… Menuda gilipollada ¿Qué pecados puede tener una niña a esa edad y mas en los años 70 con la dictadura que nos comía el tarro diciendo casi hasta tirarse un cuesco era pecar? Fue tan grande el trauma en mi, que nunca más probé una Ostia… ¿Cómo podría perdonarme Dios que dijera “coño”, o no le hiciera caso a mama, o le tirara de las trenzas a Raquel?... ¡Yo era una gran pecadora!
Durante mi adolescencia, seguí esporádicamente mi contacto con la iglesia de base. Procesiones de la fiesta del barrio… el Vía Crusis en Semana Santa, aunque era mas novelería que por devoción. Nos levantábamos antes de las cinco de la madrugada y nos reuníamos en la plaza de la Iglesia, para acompañar al Cristo de la Montaña hasta el “calvario”. Pero estábamos mucho más pendientes de los chicos y de los tropezones de las “viejas” que de la liturgia en si…
Problemas emocionales que se me crearon a raíz de enterarme de los problemas de drogas que tuvo mi primer novio, fue motivo para asistir de nuevo a misa todos los sábados intentando encontrar allí la explicación a tantas cosas que no comprendía, pero entrar en la casa del señor resulto para mi mas angustioso que placentero… Casi sin empezar la misa me daban taquicardias, empezaba a híper ventilar y a sudar a chorros. Un día pensé, seguro que a Dios no le gustará para nada estos sentimientos que hay en mí.... Si como yo pienso… Dios es amor no creo que permita que además de estar casi hundida por los problemas con aquel mal nacido, terminara yo enfermando por autoobligarme a algo que no deseaba…
Deje de ir a misa y deje de ir al Vía Crusis. Empecé a leer la Biblia de forma compulsiva. Cada día me leía un capitulo y no podía dormirme sin hacerlo, pero cuanto más leía menos me enteraba de lo que quería decirme (buscaba también la respuesta de mis problemas en ese sabio libro)… La parte del viejo testamento me parecía más bien que había sido redactado por un misógino y algunos de los del nuevo me hacían pensar que la iglesia no predicaba con lo que Jesucristo dejó en sus enseñanzas… Así que otra vez me encontraba en la misma encrucijada….
Llevada por el deseo de conocer la religión Islámica, hizo que a través del Circulo de Lectores me compra el Coran. Quería y quiero entender si es verdad que el Coran es tan radical como lo describen algunos Ayatolaes… Se trata de una lectura hermosa…llena de versos…pero a medida que te sumerges en la lectura me voy dando cuenta que es casi idéntico al Antiguo testamento… un pesado laste de antiguas leyes que en los tiempos actuales están más que desfasadas… y como siempre la mujer sale mal parada.
En cuanto a los santos… tengo devoción por Dña. Yaya o lo que es lo mismo por La Virgen de Candelaria. También lo soy del Santo Hermano Pedro, nacido en la isla de Tenerife en un pueblecito llamado Vilaflor a este le tengo un gran fervor. En momentos cruciales de mi vida le he pedido ayuda y aunque a primera vista parezca que no lo hace te das cuenta que quizás no ha hecho lo que “tu querías”, pero si ha puesto los puntos sobre las ies.
Tengo anécdotas que ponen los pelos de punta como la vez que me enamoré de la persona equivocada. Fui a la cuevita del Hno. Pedro que está en El Medano, rece y le pedí claridad de entendederas para averiguar que fallaba en la relación cuando yo ponía todo de mi parte. Meterme en el coche, poner una cinta de la cantante de salsa India y mientras escuchaba una canción, salto la cara sin haber terminado y se escucho a la cantante decir… “….o ella o yo”… al poco tiempo me enteré que el tipo era casado y se lo había montado de manera que yo no sospechase y creo que su mujer tampoco.
Como esas puedo contar mogollón de anécdotas, por eso tengo una estampita de ese santo y cada noche le enciendo una velita y le pido para que me de fuerzas para seguir con la vida que se me ha destinado….
Bueno…se que es un tema serio…pero a veces… no es que vea muertos, Dios no lo permita… ¡me da un soponcio! Me sale el puntito de seriedad heredado de mis mayores.
Ya saben… yo creo, pero lo justo para no convertirme en una fanática religiosa