miércoles, 17 de marzo de 2010

Ex TIMIDA



Aun no entiendo como de ser una persona introvertida y tímida me he metamorfeado en un ser parlanchín a más no poder, como si todos estos años de soledad y monólogos interiores hubieran explotado y el capullo de mariposa se resquebraja dejando salir a la luz del mundo envuelta entre rutilantes colores a una “sin hueso” andante.

Solía ser la clásica que discutía consigo misma mentalmente cosa que mermaba mi autoestima “si le hubiera…” “si se le…” eran frases que se repetían en mi cerebro ante cualquier cosa injusta que me pasase (insultos, atropellos verbales y soberbia por parte de otros) pero me quedaba en eso, en simple pensamientos que lo único que hacían es volverme mas huraña y solitaria. No sé cuándo ni en que momento deje de hablar para adentro y me dedique a hablar para fuera y decir lo que sentía. No sé si hago daño a alguien cuando digo lo que pienso y aunque evito hacerlo de forma intencionada, pues al igual que no me gusta que la gente me dañe a mí de manera gratuita no me gusta infligir daño, o sea, “lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie”. Es por eso que me llamo tanto la atención la frase que una amiga dejo en su muro de Faceebok “Como distinguir una crítica constructiva de un ataque sibilino?” y me dio por pensar en donde radicaban las diferencias, llegando a la conclusión de que no la hay y de hecho no existen críticas constructivas. Alguien que te dice como debes actuar, hablar o pensar no te hace una crítica constructiva, simplemente te critica y punto…
En este momento recuerdo la sorpresa que me lleve con cuando una amiga me dijo que una amiga común comentó que yo había cambiado…. “Creo que Begoña ha cambiado por la medicación” por esas fechas empecé a medicarme para aumentar los niveles de serotonina de mi cerebro, muchos descalabros en mi vida personal habian hecho que tocara fondo. Si de verdad fue así como sucedió, que cambie cuando empece a medicarme, yo cambiaría la frase por “Creo que Begoña ha cambiado GRACIAS a la medicación”. Mi prima a la que quiero un montón y no le deseo mal alguno, es un año y pico menor que yo. De carácter fuerte y muy decidida en muchas cuestiones, a veces me manejaba más o menos como un títere (porque yo lo quería así, que quede claro, porque para mí era más fácil dejarme llevar que discutir) Si no le gustaba mi pelo o mi ropa me lo decía. Eso si apostillaba con una… “Perdona que te lo diga…. Pero…” Que perdón ni leches… primero la anestesia y luego ¡zaz! el taponazo? ¿Qué cree la gente que por poner el "Perdona" delante lo que dicen será menos doloroso?... El día que le corte el “Perdona” y le devolví el guantazo (vervalmente hablando) me sentí mejor. El día que me pregunto si le hacia un favor antes de decirme cual era y yo le dije que NO de forma rotunda, me sentí un millón de veces mejor. El día que la comisura de mis labios se crispó y mis ojos empezaron a lanzar llamas y de mi boca salieron sapos y culebras, cuando no atendí a sus indicaciones mientras me trataba como si ella fuera Mis Daisy y yo su chofer al ir de compras, creo que se dio cuenta de que la antigua Bego había desaparecido. Y así nacio el "monstruo", empecé a sentirme mejor cada vez que hacía ver mi punto de vista a la gente, incluso a mi jefe y compañeros varones, cuando me desgañitaba mientras sacaba la cabeza por la ventanilla ante el isulto de algun conductor varon o femina sabiondo.



Así surgió la nueva YO, la parlanchina y dicharachera. La que es capaz de reírse de su sombra. La que tiene momentos chungos y se siente mal, pero que de repente suele soltar una patujada que hace arrancar una carcajada a los que la rodean. La que puede entablar una conversación con un desconocido en la sala de espera de un hospital hasta merearlo o convencerle de cualquier cosa que pienso o la que es capaz de decirle a un taxista mientras va sentada en la parte trasera del vehiculo lo que piensa de los de su gremio sin ponerse colorada y mientras este en vez de ofenderse se parte de la risa.



No sé con que Begoña se quedaría la gente, si con la otra más seria y reservada pero menos natural o con esta que a veces y en muy pocas ocasiones desearía que su lengua fuera a la misma velocidad que su cerebro y no que esta le lleve la delantera por minutos…


¿La personalidad nace o se hace? ¿Se puede modificar y mejorar tu forma de ser? Son preguntas a las que no encuentro respuestas. Tampoco sé si yo siempre fui así pero estaba reprimida de cierta forma por la educación que me dio mama, basada en el respeto al otro por encima de todo o si el contacto de cara al público me hizo crecer como el ser humano que soy. No lo sé, pero me gusta como soy ahora y no me gusta para nada la Begoña “sumisa” que fui un día…


Tengo una tía que dice que lo que tiene en el corazón, lo larga por la boca sin importarle el daño que cause… Yo le he dado de la misma medicina. Respetaré a quien me respete. Soy gente, persona, ser humano no piedra del camino. Si me pinchan salto, si me sonríen… sonrió y si me miran con cara de mal humor simplemente…. ME DESCOJONO