martes, 8 de abril de 2008

Convivir con un enfermo mental

Esta tarde estoy triste. No se si es cansancio... estres... No se si son mis hormonas que están locas, activadas por el síndrome premenstrual, pero la realidad es que me siento mal... Triste, muy triste... con unas horribles ganas de llorar y no parar, hasta que se me alivie el nudo que tengo en el estomago y que sube por mi garganta hasta casi asfixiame.

Mi pesar es tan grande, que el tirar la toalla en todos los ámbitos de mi vida me esta tentando. Ni siquiera el refugio que es mi trabajo, me convence como otras veces de seguir adelante.

Mi pobre hermana mayor, que igual que me desquicia me da pena... Desde los 19 años con esa enfermedad que la estigmatiza en esta sociedad donde impera la perfección., cuyos rebrotes año si, año no, caían sobre los hombros de papa y mama, como en la mitología cae el universo sobre los hombros de Atlas.

Ahora, con papa muerto y mama mucho anciana, mucho más enferma y mucho más debil emocionalmente, recae sobre mis frágiles hombros, metaforicamente hablando, porque en estos momentos me siento débil de espíritu, la responsabilidad de verlar por la seguridad de los que vivimos en casa. Velar por mama, a la que alguna que otra noche me encuentro tirada en el suelo, porque le han fallado las piernas a levantarse al baño. Velar porque mi hermana tome su tratamiento de manera exacta y religiosa, para que duerma un maximo de horas que hacen que su mente descanse...

A veces, como en estos momentos, quisiera cerrar los ojos y volver a ser pequeña, cuando papa y mama, mis superheroes, resolvian todos mis problemas...


Quisiera retroceder en el tiempo y sentirme segura, como lo estuve en el vientre de mi madre.



Lo peor de todo es la espera.



La espera del brote, la chispa que lo incendie todo... que arrase...nuestras vidas has calcinarlas. Mi hermana es un bomba de relojería que no se cuando estallará y lo peor de todo es que no se si seré yo, quien pulse el detonador.




Espero que todo esto sea pasajero, lo de mi hermana y mis sentimientos... eso espero, porque según dicen por phi, la esperanza... es lo último que se pierde.