Mi yo interno (Primera Parte)

Debe ser muy frustrante para la gente de las artes, cuya única y exclusiva renta proviene de lo que les aporta su creatividad, quedarse en blanco durante un largo tiempo….

Para mi no mucho, porque a Dios gracias no vivo de la letras ni de lo que escribo, pero me fastidia bastante no tener nada que poner en el blog que inicie como una especie de terapia donde reorganizar mi vida e ideas….

Hace días en un blog al que visito con asiduidad, tocaron el tema de la descripción física y eso me ha hecho pensar en que me gustaría poder describirme a mi misma, pero no esa parte física que tarde o temprano será pasto de los gusanos (en mi caso del fuego, tipo Baracoa de Giorgi Dan). No sería nada deleitable ni para quien lee, ni para mi misma que me tengo más que conocida y hasta me canso de verme todos los días.

No se si será posible, pero quisiera mi esencia… el como soy y el motivo o el porque de ser como soy.

Últimamente y después de dejar mi dirección de blog en uno más publico, la peña le ha dado por alabar lo que hago con mama y Mari y ya hasta me ruboriza un poco contar anécdotas en las que ambas sean protagonistas, ya que parece que lo hago publico para eso… para demostrar a la gente “lo buena hija que soy”. En mi interior se porque lo hago y como lo hago, de manera desinteresada y sin recibir nada a cambio, excepto el sentirme bien conmigo misma y las sonrisas de mama y conseguir que poco a poco Mari se integre en su centro y yo no me sienta como aquellos que llevaban al Cadalso a los nobles de la Francia en la época de madame Guillotine.

En estos momentos, en el que mis sobrinos van a ser padres, imágenes vienen a mi mente como si de recuerdos de mi estancia en el vientre de mama se tratara, cosa por otra parte imposible, siempre y cuando no entre en juego mi híper imaginación y fantasía. Veo a mama acariciándose el vientre, preguntándose que saldrá de aquella panza abultada ¿será niño, será niña? Mientras tanto una Begoña no nata aún y ajena a todo, empezaba a darle guerra aun sin salir de aquel recinto calido.

El parto de mama fue un pelín complicado ya que se unió a la muerte de mi abuelo materno, con el que ella se sentía muy unida. En el mismo hospital, por una puerta salía el cuerpo sin vida de mi abuelo y por la otra entraría una joven panzuda a la que le había roto la bolsa del líquido amniótico, con el calor aún en los labios de un último beso a quien le dio el ser… Dos días después, la que escribe vería la luz de este mundo por primera vez y creo que mama no estaba preparada para el terremoto en forma de personilla había puesto el destino en su vida.


Muy guapa no fui al nacer… mas bien una cosa colorada…pelona y con muy malas pulgas… Cuenta mama, que cuando me vio, soltó esta parida a la mujer de su hermano mayor “¡Ay… que feita es la pobre… Se parece a tu hija “tal”!”. Creo que a partir de ese día mi tía política empezó a mirarla con otros ojos. Seguro que perdió su nominación a la más grande Diplomática del año… Científicamente es imposible, pero a veces pienso que algo de aquel suceso quedo registrado en mi cerebro de recién nacida, porque la diplomacia es mi asignatura pendiente, además siempre se queda rezagada en algún oscuro rincón de mi inquieta mente.

Siempre han hablado de mi como una especie de niña precoz, cosa que me sonrojaba de pequeña pero que a la vez me hacia sentir como alguien especial. Bailaba “La Yenca” sin apenas caminar y cantaba a media lengua el “Marionetas en la cuerda” de la Euro visiva Sandy Show, nada más escuchar esa música en los coches de choques durante las fiestas del barrio.

Recuerdos infantiles se mezclan en mi mente, como si de sueños se tratasen… Yo con apenas cinco años callejeando con los niños del barrio en excursiones a la montaña del Águila y el recuerdo del cinto de papa que se arrastraba por el suelo mientras yo apretaba fuertemente mi cuerpecito a la pared debajo de la cama de mi hermano mayor. Supongo que papa sabía que estaba debajo de la cama y que eso lo hacía para amedrentarme y que no volviera ha hacer de las mías.

Mientras sonrío me acuerdo de la vez del pimentero…

Mama tenía plantadas en parterres, macetas y cacharros y latas, además de flores, pimenteros y demás plantas aromáticas (tomillo, hierba buena…). Recuerdo que una de mis primas mayores, se “dedicaba” al relajante juego de machacar hierbajos en un almirez de juguete y en un momento que bajó a la casa me dejo a mis anchas y al libre albedrío. Imagínense al mico que era yo… apenas cuatro añitos, me llega la brillante idea de imitar a mi prima y a mi mami, pero… no utilice los hierbajos de mi prima, sino que fui directamente y sin freno a la planta llena de pimientas de la p.m. (puta madre). Mis dedos regordetes arrancaron un par de ellas y darle al juguetito… ¡Taca…taca…taca..! Mi siguiente recuerdo es a mi misma pasándome por la cara, ojos y boca la manga del pijama. Una vez, otra y otra… intentando sin éxito aliviar aquel ardor que no cesaba y consiguiendo el efecto contrario, ya que el jugo había impregnado la ropa y este no dejaba de entrar en con mis ojos. Menudo susto se llevó mama cuando baje llorando, las escaleras de una en una…
“¡¡¡Qué hiciste….entometidaaaa!!!!”… “¡¡¡pica mamaaaa…piiiiica!!!… Me cogió en brazos y me sentó en la mesa de la cocina, encendió una vela y con gran paciencia me pasaba la llama por la cara lo suficientemente cerca para aliviarme el quemor, pero lo bastante lejos como para no quedarme sin pestañas. Dicen que era un trasto y esto es una de tantas que puedo contar para que se hagan una idea de lo que pasaba mi señora madre con mis travesuras y lo que hago en cierta forma es una manera de resarcirle de esas “fechorías” y algún que otro susto mayor… Me siento en deuda con mama por esas y por muchas cosas más y creo que es una especie de compensación por tanto mal rato que la hecho pasar.
Si añado a mis trastadas, las de mi hermana Ra, con la que me llevó cuatro años y medio exacto (yo nací un 19 de diciembre de 1964 y Raquel el 19 de Junio de 1969) y a la que sin apenas caminar la convertí en camarada de juegos y fechorías, además de en mi imitadora Number One… puedo decir que si mi madre tuvo un ICTUS con 74 años ha sido todo un milagro…

Es que yo era mucho pa el body… Recuerdo de la vez que mama me ató a la cama, porque estábamos en obras, yo estaba con amigdalitis y solo quería estar trasteando… Menudo nudo hizo que me desaté en un pis pas… ¿Y cuando íbamos a la playa y me decía que no me metiera en el agua que estaba haciendo la digestión?... La menda lerenda se metía hasta los tobillos y movía un palo pa arriba pa abajo hasta que tropezaba y me iba de cabeza al agua…. Iba a la casa que teníamos alquilada… me cambiaba de ropa y otra vez a empezar… así hasta un total de veces suficientes para que mama me gritase que me pusiera el bañador de una vez, antes de terminar con todas las mudas que tenia… Escaparme sola nada más amanecer al charquito e investigar las burbujitas que hacían los cangrejos en la arena… o pertrecharme con un bollon o “gomatico” (una cámara de camión inflada) y meterme en el agua y darme cuenta a medio camino que aquel trasto se estaba desinflando… O aquella vez que vi a una doña vestida completamente de negro… con unas faltas hasta los tobillos, que estando de pie se espatarraba para orinar… y yo no dejaba de agachar la cabeza para ver como se lo montaba la vieja…

Me dicen como es posible que yo recuerde todo eso… No lo puedo explicar, pero esas imágenes vienen a mí como si hubiera sido ayer… Incluso los terrores nocturnos que padecí siendo un renacuajo los mantengo aun en mi memoria…

Esto es parte de mi infancia... Creo que esa parte aun sigue en mi y es lo que hace que a veces me comporte de manera infantil…Siga siendo algo trasto y deslenguada, además de no haber perdido del todo la ingenuidad que caracteriza a los crios…

Espero que esto sirva para que me conozcan un poquito más aun…

CONTINUARÁ…