Que difícil es la vuelta al trabajo…. A lo cotidiano…a lo habitual…a lo mecánico, sobre todo después 
de las vacaciones de verano, porque, aunque no lo hayas pasado de muerte, sino todo lo contrario, te has muerto de aburrimiento, es mejor estar haciendo el vago que aguantar a más de uno.
No se, que es lo que llevo peor, si el levantarme a las seis de la mañana (para acicalar a
mi madre y a mi misma, no termino de acostumbrarme a este horario infernal), o a la impresión que me llevo cada año, al encontrar las montañas de trabajo atrasado sobre mi mesa, que animalita yo, quiero poner al día en menos que canta un gallo.
Luego están las odiosas preguntitas de rigor, con las que me bombardean nada mas bajarme del coche. Más de alguno parece contratado en la CIA o la desaparecida KGB, expresamente para fastidiarme el primer día de trabajo. Son unos marujones y cotillas….“Uy… que blanca estas… ¿no fuiste a la playa?" "¿y qué hiciste en las vacaciones? ¿Te fuiste a algún sitio o te quedaste en casita?”Aquí te miran de arriba abajo como diciendo “seguro que te quedaste en casa porque no estas morena”… “Te jartaste a comer porque estas mas gordita que cuando te fuiste”. Se salvan porque aun me quedan algunos resquicios de diplomacia en mi metaformeado carácter, forjado por la cantidad de años trabajados en el muelle, rodeada de raros espécimen del género masculino. La lengua no me sangra de milagro, es tanto lo que me la muerdo para no contestarles cuatro frescas. Tanto “Qué…que…que…”
Luego esta otra. ¿De verdad los compañeros se alegran de tu vuelta? o más bien piensan interiormente “je je…ya se te acabo lo bueno”, es una duda que tengo. Aunque siempre estará el hipersincero que te lo larga a la cara directamente y sin epidural.
Mi nombre ha sonado en estos días posteriores a mi regreso, mas que el resto del año….
“Begoña hay que llamar a fulanito”…”Begoña hay que pasar un fax a Menganito”… “Begoña quiero hablar con Tal….” “Begoña…. ¿Qué paso con cual cosa…"... " Begoña ¿ya estan las nóminas?"
de las vacaciones de verano, porque, aunque no lo hayas pasado de muerte, sino todo lo contrario, te has muerto de aburrimiento, es mejor estar haciendo el vago que aguantar a más de uno.No se, que es lo que llevo peor, si el levantarme a las seis de la mañana (para acicalar a
mi madre y a mi misma, no termino de acostumbrarme a este horario infernal), o a la impresión que me llevo cada año, al encontrar las montañas de trabajo atrasado sobre mi mesa, que animalita yo, quiero poner al día en menos que canta un gallo.Luego están las odiosas preguntitas de rigor, con las que me bombardean nada mas bajarme del coche. Más de alguno parece contratado en la CIA o la desaparecida KGB, expresamente para fastidiarme el primer día de trabajo. Son unos marujones y cotillas….“Uy… que blanca estas… ¿no fuiste a la playa?" "¿y qué hiciste en las vacaciones? ¿Te fuiste a algún sitio o te quedaste en casita?”Aquí te miran de arriba abajo como diciendo “seguro que te quedaste en casa porque no estas morena”… “Te jartaste a comer porque estas mas gordita que cuando te fuiste”. Se salvan porque aun me quedan algunos resquicios de diplomacia en mi metaformeado carácter, forjado por la cantidad de años trabajados en el muelle, rodeada de raros espécimen del género masculino. La lengua no me sangra de milagro, es tanto lo que me la muerdo para no contestarles cuatro frescas. Tanto “Qué…que…que…”
Luego esta otra. ¿De verdad los compañeros se alegran de tu vuelta? o más bien piensan interiormente “je je…ya se te acabo lo bueno”, es una duda que tengo. Aunque siempre estará el hipersincero que te lo larga a la cara directamente y sin epidural.
Mi nombre ha sonado en estos días posteriores a mi regreso, mas que el resto del año….
“Begoña hay que llamar a fulanito”…”Begoña hay que pasar un fax a Menganito”… “Begoña quiero hablar con Tal….” “Begoña…. ¿Qué paso con cual cosa…"... " Begoña ¿ya estan las nóminas?"
¡Hombreeeeee! que me van a desgastar el nombre, con lo que he tardado en acostumbrarme a el....
Esa será el motivo para otra historia....
