Un paseo por Santa Cruz

Ayer disfruté de un paseo gratificante e inesperado.

Después de llevar a mama al centro y cuando me iba a reunir con unas amigas en un bar del barrio y así, hacer la práctica sana de sacar un poquito el cuero a la peña (criticar), mientras desayuno algo, recibí la llamada de mi sobrina Leire. Me pregunto dónde estaba y al responderle que en el barrio, inmediatamente me dice que baja de Finca España y nos vemos en casa. Cuelgo la llamada y seguí caminando hasta la cafetería donde me esperaban Amparo, Rosi y Nieves.

Mientras le dábamos a la cháchara y disfrutaba de las anecdotas que me relataban, me zampe un sándwich de pollo con queso y tomate y un barraquito (para el no canario, el barraquito es más largo que un leche y leche. Algunos bares le añaden unas gotas de licor, una cascarita de limón y un grano de café. El que yo tomo es sencillo. Creo que fue exportado de América) y mientras estábamos dándole a “la sin hueso”, mi sobri volvió a llamar. Quedamos vernos en una calle concreta del barrio. Leire tenía ganas de conocer por fin a Aimar, el nene de mi amiga Rosi que ya tiene 5 meses y de que está viera a Aitor, al que solo conocía por fotos. ¿Alguien ha estado en medio de dos cochecitos de bebes y dos madres alabando al hijo de la madre contraria?... ¡¡¡Insufrible!!!... sobre todo cuando una es una solterona de 44 years old, sin hijos y sin posibilidades ni gana alguna de tenerlos. Después de 10 minutos de… “¡¡Que bonitoooo… parece un muñeco” o “Que grannndeeee está!!!”, apuro a mi sobrina diciéndole que me acompañe a la farmacia a buscar unos batidos proteínicos que costaron ciento trece eurazos. Por el camino Leire me dice: “¿tienes algo que hacer? Pa que me acompañes a Santa Cruz para el tema del omeoprazol para Aitor. ¿Sabes que se lo tienen que hacer especial para él?... Donde único es en la farmacia El Negrito y blablabla…”… ¿Cómo podría salir de este entuerto?... ¡¡Ya lo sé!!... “Lo siento Leire, pero me van a traer el teléfono y tengo que estar en casa y blablablabla”… Cuando llegamos a la puerta de casa me encuentro un aviso de que habían pasado a entregar el teléfono y no estaba, llamó y pregunto… Mi sobrina estaba en la cocina y yo en mi habitación, yo que cuando hablo por teléfono no me gusta cuchichear, sino largar lo que sea en mi tono normal de voz suelto: “… Vale… Entonces después de las cinco y media….ok..”. Nada más colgar el telefono y sin llegar a la cocina, mi sobrina me suelta lo siguiente. “¡Ya no tienes escusa ninguna, te escuche que el teléfono te lo dan después de las cinco y media¡”… ¡Ya coñoooo! Se me había olvidado de que mi sobrina había heredado “las parabólicas” de su abuelo, o sea, mi padre. No había forma de escaquearme del marron. Leire me tenía bien atrapada... Pero ella no se iba a quedar con la ultima palabra ¿Por qué no fastidiar un poco?... “Yo no tengo un duro pa el tranvia, asi que si quieres que vaya contigo tú me pagas el viaje”… “No importa, tengo el bono”… dijo con un tonillo que parecía decir.... "no busques que no puedes" Es que tiene respuesta pa todo la “condenada” chiquilla.

Tomamos el tranvía en el barrio (la parada esta a cuartenta metros de mi casa) y debo darle las gracias a mi sobrina y al destino, porque he disfrutado como hace tiempo de escaparates, ambiente y compañía. Nos apeamos en la parada de “PLAZA LA PAZ” que se encuentra en la Rambla Pulido ¡¡¡Cuánto bullicio, cuanta gente por calles y tiendas!!! Íbamos caminando y no paraba de comentar lo que veía en los escaparates. En una de estas le comenté a mi sobrina, que lo era eso lo que echaba más de menos cuando trabajaba, el pasear por las calles y ver tiendas sin tener que mirar el reloj y sin tener la sensación de que “pecaba” al disfrutar de eso.
Las tiendas de chinos se han multiplicado por mil, pero en esta calle sus escaparates están bien montados y expuestos. La especie de “mariposa” para el cabello que tanto anuncian en televisión y que cuesta “solo” cuarenta y pico euros, estaban delante de mis ojos a mas de dos. Zapatos… bolsos… pañuelos… Tanto color era mareante, pero a la vez me hacía sentirme viva (menos los pies que poco acostumbrados a patear empezaban a protestar). Una tienda que me llamó la atención era la que exponía cosas del hogar y entre sus artículos carritos de la compra súper facción como diría Karen la prima de mi amiga Amparo, adornados con enormes flores de colores (rosa, amarillo, verde, azul…) tipo Agatha Ruiz de La Prada. Todos me gustaban pero yo señale uno y le dije a mi sobrina “Ese es el que me vendría bien a mi”, señalando el más grande de todos, de un color verde militar y con una flor enorme en rosa chicle y fucsia... “Además lleva asiento”… “¿Asiento…Donde?” me dijo Leire, le señale la parte trasera del carrito, donde estaba desplegado un pequeño asiento… “Ya me imagino a mi misma en el MERCAMONA, esperando para pasar a caja y sentada comodamente”…””jajajajaja que numero – dijo Leire”.

Hicimos varias paradas, una de ellas en el Centro de Día de mama, para dejarle unos batidos y que los compañeros de mama conocieran a su bisnieto, continuamos con “la peregrinación”. Tras varias paradas para mostrar “su… tessssorrrrroooo” a conocidos y demás, llegamos a la famosa farmacia “El Negrito” cuya ubicación estaba donde yo le había comentado y no donde Leire decía (la que ella dijo estaba en la Rambla se llamaba “El Chinito”. Me da que confundió las razas jejeje). Terminé con la planta de los pies echando fuego, caminando a la una y media de la tarde con un calor sofocante. “¡Hace 300 grados!” le dije a Leire, mientras miraba el luminoso de la farmacia… “Muchachaaaa… ¿Cómo van a haber 300 grados?”. Creo que hasta las neuronas me jugaban malas pasadas del calor… “Me va a dar un golpe de esos y me voy a caer tiesa por culpa tuya”…

Me senté en la farmacia como si fuera una anciana de 90 años... Mi sobrina me lanzó una mirada como diciendo... "Ya te vale"... ¿pa que ponen la silla, sino es para sentarse una?... y si no que pongan un cartelito que diga..."Solo para viejos". La lengua la tenia más rasposa que la de un gato y ya no salibaba ni con los olores a comida que llegaban de las casas colindantes... Me levanté y me acerque a una cafetería cercana... "Un botellin de agua por favor"..."¿Fria o del tiempo?" me pregunta el camarero..."Fría" le respondo yo..."¿cuanto es?"... "Ochenta centimos" ...Joder... mas de 100 pesetas... asi esta la vida.... ¿cobraran el servicio de nevera?. Pago con un euro y el camarero me suelta... "Gracias joven".... ¡¡Ayyyyy.... me llamo joven!!! Salí del bar levitando.... ¡¡¡¡Me habian llamado Joven y no señora o doña!!!!... Llegue a la farmacia y la "cotu" seguía hablando con la dependienta...Me acerque y le pregunte si quería agua... (a lo mejor tendría la boca seca...que se yo!)..."¿Y en que momento fuiste a comprar el agua?"... ¿en alguno de los minutos en los que has estado dandole al palique?...

No voy a decir que el paseito fue en vano, porque como dije al principio disfrute como nunca, pero mis pies parecian querer decirle a Leire... "¿nos molimos pa nada?"... El pediatra le habia formulado mal la composición del Omeoprazol y no podian suministrarselo como la receta decía, así que volvimos a tomar el tranvia para casa y termino la odisea.

Aunque mis patas se acordaran de la familia de mi sobrina, que es la mia... aunque casi me diera un golpe de calor... Valio la pena como dice Mark Anthony... El paseo me supo a gloria y tambien que me considerasen aún una joven...