martes, 17 de febrero de 2009

Vaya un día que llevo

Vaya un día que llevo… ¡¡Como sufrimos las solteras!! (como diría papa que en P.D. las solteronas).

El que me vuelva a decir que me busque un novio y me case, le meto un castañetazo que le van a temblar los dientes (¡venga más violencia!), como si el casarme me fuera a resolver de un plumazo todos los problemas que tengo… ¡quita…quita!.. En mi caso yo creo que sería uno peor, solo que con sexo frecuente.

Hoy toco medico…brrrrrrr…. ¡desde las nueve menos cuarto hasta las doce con el porta pedos en una silla de plástico!, la gente echando sus viruladas en mi entorno y para rizar el rizo de lo imposible, mi maquina del vicio (la Nintendo DS) se extrema a quedarse sin baterías justamente en medio de la resolución de un Sudoku.

Ye he comentado con anterioridad, que ir al medico de mama o de mi hermana Carmen es un número cérquense. Primero porque tengo que esperar una gran eternidad y segundo, porque cuando me toca y entro los nervios me comen viva, ya que la doctora es muy puntillosa con los enfermos crónicos y me hace miles de preguntas sobre sus dos pacientes, por tanto tarda un siglo atendiendome. Eso crea en mi un cargo de conciencia increíble, soy asín de tonta, que me preocupo por la gente que está esperando fuera, cuando se con certeza que esas mismas personas en mi lugar les importaría tres pimientos.

Después de la gran ristra de recetas para mama y Carmen salgo del ambulatorio a eso de las doce y media, le pongo el turbo a las patas y empiezo el descenso hasta casa. Hago un alto en el camino para saludar a una amiga y de paso me meto en una pasteleria a pillar algo para comer, que llevo desde las siete de la mañana con un cortado bombón de los mios y dos chicles SPLASH fresa-lima. Compro un croissant de pollo y sigo bajando la pechada que es la Calle Paris. Por el camino me reencuentro con Rosa y su mama Blanca. Rosa es la niña que me iba a limpiar dos veces a la semana a casa y que tubo que dejarlo porque el bombo que tiene (tremendo barrigón) se lo impedía por ultimo, (si no fuera porque ya se lo han confirmado creería que trae gemelos). Nos acompañamos mutuamente palicando (hablar en plan colegas) durante todo el trayecto hasta que ellas llegaron a la entrada de su calle y yo seguí para la mía.
Llego a casa, saludo a la Xiqui que no para de dar saltos de contenta (la pobrecita mía no sabía que me iba de nuevo) y pongo el cruasant en el microondas unos segundos, mientras vacío la vejiga. Me lo zampo en diez mordidas (no hay tiempo para masticar treinta veces cada bocado como dicen las top models), me bebo un vasito de “Firgas” con gas, para bajar el enyugue (atoramiento parcial de la garganta con restos alimenticios) y de paso eructar. Me lavo la dentadura y le doy un poco pasta dientes a la Xiqui… Cojo los matules (bolso, llaves, Palestina…) y me meto en el coche para venir al curro y hacer lo que no pude hacer en la mañana.

Mi jefe me saluda como si le debiera la vida (creo que no puede vivir sin mi, el "condenado" hombre), pero a las dos y pico cuando se va a almorzar me pregunta si yo no me voy a comer. ¡Hombre de Dios!...pero si ayer cuando le dije que iba al medico le comenté que vendría a trabajar y lo haría corrido…. Eso es lo que me tienen en cuenta en esta empresa, que ni se acuerdan de lo que digo…

Ahora estoy aquí tecleando aprovechando mis momentos de inspiración, con cierto temor entre comillas de llegar a casa con el c-a-n-s-a-n-c-i-o que tengo, esperar a que mama termine de ver su serie de televisión en la TDT y así poder ponerle el pijama y darle la cena. Y por el otro lado está la histérica de mi hermana Carmen, que nada más entrar por la puerta y sin cerrarla apenas me va a preguntar que tengo para comer…o me dirá con muy mala milk (como lo hizo ayer), que le de Money para comprar laxantes, porque lo que toma no le hacen efecto ninguno, cuando a las seis de la mañana he escuchado en vivo y en directo “el bombardeo de Peral Harbour” mientras “la niña” hace deposiciones hiper-blandas.

Bueno amigos…no se como me irá cuando llegue a casa, no voy a dilatar más el tiempo para enfrentarme al ....“PELIGRO”… Agur (adios en vacuense, otro día lo dire en chino mandarín jeje)

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Consejos para evitar ser manipulados:

Cuando alguien te diga: Lo que debiste hacer o Lo que debiste decir es tal cosa, apresúrese a responderle: ¿Me propones acaso que intente retroceder el tiempo para hacer lo que debía haber hecho.

Ande con mucho cuidado, el término mágico "por qué" puede mantenerle en perpetua retirada. Y usted no tiene que estar siempre dando explicaciones de por qué ha hecho las cosas de la forma que las hizo. Las hizo así porque esa fue su propia determinación y ya está