jueves, 16 de octubre de 2008

Una de chismes...

Hay mañanas que vengo más habladora de lo normal e incluso más reinvidicativa que nunca. No se como mi compañera Ela me soporta sin saltar de su asiento y mandarme a callar. Es que hasta yo misma me doy cuenta que parezco una muñeca parlante o un loro con sobredosis de alpiste.

Empecé contándole como me fue ayer martes, día que tome libre a cuenta de las vacaciones de menos que no disfrute, por si surgía algo relacionado con médicos de mi madre. No me gusta deber nada a nadie y menos días a la empresa, sobre todo con los tiempos que corren. Estuve con mama y mi hermano Luis, desde las ocho menos diez que llegamos hasta pasadas las once, esperando que la sra. Doctora se dignara a pasar consulta. Terminamos con el trasero cuadrado, sobre todo mama, ya que su movilidad esta algo limitada por el parkinson y no puede levantarse tantas veces como quisiera. En fin…esta mañana se levantó con el cuerpo molido y un dolor en las rodillas de tanta espera.

Para contar lo que sigue, he de decir que ir con mi madre a médicos es casi una fiesta, siempre que no este muy enfermita, aunque aun así no se le escapa ningún detalle de lo que sucede a su alrededor. A mama le gusta más una silla de ruedas que a un mono un plátano y a veces me he puesto a pensar, que los mayores parecen adolescentes midiendo los medios mecánicos que utilizan para moverse…
“¡Uffffff!...mira que peazo bastón me he pillado…Es un 3000, con aleación de titanio, empuñadura cromada y con suspensión acrobática”... otra diría… “mis muletas son lo ultimo de lo ultimo…de la ultima creación de Agatha Ruiz de la Prada…”.. Mi madre mas chula que el resto… “yo a lo practico…utilizo el transporte publico y siempre tomo la misma línea y no se me escapa…la SS”. Bueno…voy a dejar de enrollarme e ir al detalle de la cuestión, explicando porque digo que a mi señora madre no se le escapa una.
Esto sucedió en la sala de espera de las consultas externas en el H.U.C... Estábamos las dos colocadas de forma que dábamos la espalda a la gente que entraba y nos enterábamos de la llegada de un nuevo paciente, por los golpes que daba la puerta al cerrarse. Fue una de tantas que no se que por que motivo, me gire con curiosidad y vi que entraba una chica joven, hasta aquí todo bien, cuando la chica se adelanto un poco más, me fije que la joven tenía un trasero bastante prominente y adelantándome a la reacción de mama, me gire rápidamente y le susurre la siguiente advertencia “Ni se te ocurra mama…No digas nada…”. Fue yo decir esto, que fijo los ojos en la chica mirándola de arriba abajo y fijándose en el trasero que sin corta ni perezosa y desoyendo mi advertencia soltó… “¡Coño…tremendo culo! Si me da con él me tira”. Menos mal que la chica estaba a bastante distancia que si no…no se que hubiera pasado. Mi hermano que estaba a su lado se empezó a reír por lo bajini y esto le dio alas para seguir con el tema y hacerse la graciosilla. En defensa de esta señora a la que tengo el gran honor de llamar mama, he decir que este no era su comportamiento habitual, antes del ICTUS en el 2005, era una señora seria, introvertida a la que no se le oía decir una palabra mas alta que la otra, siendo imposible sonsacarle ningún comentario ni malo ni bueno de persona alguna. Ahora se ha trasformado en una persona chismosilla y desinhibida con ciertos temas, hasta el limite de hablar con mis dos hermanos de temas subiditos de tonos, provocando mas de una vez el sonrojo de ambos.

Después de que la doctora la atendiera, preguntándole como se encontraba y yo contestara por ella que era un poquitín manipuladora y luego pasaba como el cuento de la lechera, que cuando estaba enferma de verdad no la creíamos y lo pasaba fatal.
Ya en el coche rumbo al centro de día y mientras le comentaba a mi hermano lo que habíamos hablado con la doctora (yo había hablado), mama desde el asiento del copiloto empezó a echarme la bronca por chivata... “Tu eres una sinvergüenza”, su salida me hizo tanta gracia, que entre risas le conteste que si, que claro que era una sinvergüenza, que no tenia vergüenza alguna. Aquí termina la primera parte de mi odisea medical.

La segunda comienza en el ambulatorio del barrio donde tenia cita a la una menos cinco, para repetir la medicación de mi madre y arreglar otros asuntos. Antes y en previsión de lo que posteriormente sucedió, me fui a una pastelería y me zampe un croissant de pollo, por lo que llegue a las doce y media a la sala de espera de la consulta, dije a todos los buenos días de rigor y me senté a la espera de que me llamaran.

Todo iba aparentemente bien, yo conozco de tiempo la forma de trabajar de la doctora de mama y realmente no estaba para nada preocupada en que tardara en atenderme, así que mientras esperaba saque del bolso da Nintendo y me puse a jugar un poco. Entonces empezó la trifulca de la clásica protestota sabelotodo, que le gusta llamar la atención y alterar al resto de los que esperan, que si… “…no cambia…tenia hora para las…. y aun no me ha recetado…no deja de enrollarse...”, a lo que siguió otra…”…hay que ponerle una reclamación...bla…bla…bla”... a todo estos…yo cada vez mas nerviosa, mordiéndome la lengua para no decirle cuatro verdades a estas dos. Cuando no pude más me levante y me fui a una ventana cercana a tomar aire fresco, no sin antes decir como el que no quiere la cosa… “Deja levantarme un rato, que me estoy poniendo nerviosa sin necesidad”, a ver si la susodicha captaba la indirecta y cerraba el pico.

Me senté en otro lugar mas apartado y empecé a cotillear con otra señora, a la que había escuchado decir que ella ya sabia como trabajaba la doctora, así que no tenia nada preparado para hacer, sino estar pendiente de ser llamada por la doctora y ahí me dedique a defender a la facultativa. Vamos a ver señores, que nos quejamos de puro vicio. Tenemos en nuestras manos solucionar estos problemas, si un medico no me conviene por su trato o por lo que sea, lo puedo cambiar perfectamente, que no estamos casados con ellos. Lo que pasa, que hay personas que les gusta montar el numerito allá donde van, intentando soliviantar a la gente con tonterías y creando mal estar entre el resto que esperamos. ¡Vamos! Los lideres de pacotilla.

Pues esa misma persona que protestaba tanto por la tardanza de la doctora con sus pacientes, se estuvo más de veinte minutos. Y por lo que se escuchaba desde fuera, de lo menos que hablo era de sus dolencias. Así que ni corta ni perezosa, me gire a unas doñas que estaban protestando y como el que no quiere la cosa solté “la que protestaba porque tardaba mucho en atenderla…ahora resulta que ella lleva dentro quince minitos y de lo que menos está hablando es de lo que le pasa”. Hacía lo mismito que le reprochaba a la doctora, “perder el tiempo en tonterías”. Fue decir esto, que una doña que estaba sentada detrás de mi salto como un kikere (gallo peleón), “Es que esta manifestando una queja”…”pues pa quejarse están los estamentos para eso. El director o el gerente del ambulatorio” “para el caso que le va ha hacer…” contesto la doña… “El mismo que le va ha hacer la doctora” le conteste… “…ya se sabe que los que mandan…”. No la deje terminar…”Si no le gustan los que gobierna, tiene la solución en sus manos, en las próximas votaciones se va a votar y lo hace por el contrario” y para finalizar apostille “… y tan mal no le va con esta doctora cuando no ha cambiado de medico… Y no sigo hablando que no quiero coger nervios por tonterías”. Yo no se si la doña tenia ganas de marcha porque no se corto ni un pelo para decirme…”Mujer…así te desahogas…”.

Demonio de señora…pues no quería seguir criticando la tía. Menos mal que justo en ese momento salio la doctora y nombró a mi madre y como un cohete me levante del asiento y me metí en la consulta sin decir nada mas…sino la doña sigue con la juerga.

Lo que hace el aburrimiento….


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Consejos para evitar ser manipulados:

Cuando alguien te diga: Lo que debiste hacer o Lo que debiste decir es tal cosa, apresúrese a responderle: ¿Me propones acaso que intente retroceder el tiempo para hacer lo que debía haber hecho.

Ande con mucho cuidado, el término mágico "por qué" puede mantenerle en perpetua retirada. Y usted no tiene que estar siempre dando explicaciones de por qué ha hecho las cosas de la forma que las hizo. Las hizo así porque esa fue su propia determinación y ya está