miércoles, 1 de octubre de 2008

Cosas que decir...

A veces no somos capaces de reconocer nuestros propios defectos y los errores que cometemos en nuestra vida y buscamos culpables con tal de no enfrentarnos a nuestra realidad.

Me considero una persona razonable y que aguanto bastante, pero no transijo con las injusticias. Algunas personas me quieren hacer ver que mi forma de pensar o de actuar no es la correcta, sobre todo cuando no estoy de acuerdo con lo que ellos dicen y mas si no tienen argumentaciones que me hagan cambiar de opinión.

Mi madre y mi hermana mayor, son dos personas enfermas y sus enfermedades las hacen ser dependientes. Y yo después de que murió papa y al ser la soltera he tenido que asumir un papel, que por mucho que intente no llego ha realizarlo como quisiera. Por tanto pido la colaboración de mis hermanos y mi sobrina (hija de mi hermana mayor) para no caer enferma (como así ha sucedido). Mis dos hermanos mucho o poco, me echan una mano en cuestiones como, recoger a mi madre del centro de día, ir a comprar algo al supermercado, etc.…

No me considero ni mejor ni peor que nadie, pero tengo claro donde están mis límites.
No puedo dejar de trabajar, ya que con todo lo que hay montado con la crisis, no es plan de que yo deje de percibir un dinero necesario y vivir de la paga de viuda de mi madre. Sería injusto para las dos. Por lo que a veces me he visto en la incomoda situación, de tener que casi, o a mi me lo parecía, suplicar a mi hermana pequeña que viniese a cuidar a nuestra madre, mientras yo iba a comprar un libro a El Corte Ingles, como si el favor me lo estuviera haciendo a mi, cuando en realidad las dos fuimos concebidas y paridas por la misma señora.

Estaba tan cansada de la situación que un buen día explote y me explosión ocasionó daños colaterales. Mis dos hermanos mayores.

Con el paso y sin que mi hermana y mi sobrina hayan dado señales de vida, se con exactitud lo que están pensado, me culpan a mi de esos daños colaterales, me imaginan como la instigadora de alguna intriga secreta para ponerlas en contra del resto de la familia, todo, porque son incapaces de reconocer que las únicas culpables son ellas. A trabes de conversaciones, me he dado cuenta, que quizás yo era la que frenaba el alud de reproches que tenían guardados. Lo crean o no, yo no tuve que decir nada, ellos solos han llegado a una única conclusión, la inmadurez y egoísmo de ambas.

Solo me resta decir, que lo que menos me preocupa en estos momentos es que estén o no disgustadas conmigo. Me da igual, lo crean o no, porque en cierta forma me he librado de la angustia que me entraba cada vez que les pedía ayuda, porque ni siquiera eran capaces de ofrecerla sin que se yo tuviera que rogarles como un mendigo un mendrugo de pan.

Lo que me molesta y me indigna es que aprovechen la situación para no visitar a mi madre.

Supongo que todos no somos iguales… Hay Personas y personas.

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Consejos para evitar ser manipulados:

Cuando alguien te diga: Lo que debiste hacer o Lo que debiste decir es tal cosa, apresúrese a responderle: ¿Me propones acaso que intente retroceder el tiempo para hacer lo que debía haber hecho.

Ande con mucho cuidado, el término mágico "por qué" puede mantenerle en perpetua retirada. Y usted no tiene que estar siempre dando explicaciones de por qué ha hecho las cosas de la forma que las hizo. Las hizo así porque esa fue su propia determinación y ya está