Insolidarios en carretera

“Así va el mundo como va y nos quejamos no se de que….” .Esta frase la dice Lina Morgan en su obra cómica “Vaya par de gemelas”. Es una frase que me suele venir a la mente como un flash en días como hoy. Y sobre todo cuando me pasa algo en carretera, lo que yo llamo, "Broncas mañaneras con un conductor de mier...".

La Carretera es la jungla asfáltica por antonomacia. Saca el animal que hay en nuestro interior, incluso en mi, que lucho dia a día para controlar a mi Mr. Hide particular hasta que pongo la primera y empiezo a moverme sobre cuatro ruedas. Es como si tomara una pócima que me transforma en un ser irracional y salvaje.

Tengo que decir en mi defensa, que suelo ser bastante paciente en carretera, incluso con aquellos que a veces me han hecho frenar bruscamente o con algun que otro peatron suicida que cruzan con la luz roja, a un paso digno de una top model de Pasarela Civeles, todo por una sencilla razón por los valores que mi señora madre me ha inculcado y entre esos una frase así “No hagas a nadie lo que no quieres para ti”. Por tanto aplico esa máxima a mi vida. No me gusta que me toquen el claxon… pues yo no lo toco.

El claxon…ese artilugio maquiavelico que hace saltar la parte más oscura de mí ser. Frases como “Porque no te metes la pitita por el culo” o “sigue tocando el claxon de las narices, que me bajo y te doy una patada en los wevos ¡capullo!”, luchan por salir atropelladamente de mi boca.

¡Que no se puede ir por el mundo así hombre!

A veces me pregunto y soy la unica que ve como la gente cada vez mas, se está volviendo insolidaria, paranoica y prepotente, sobre todo en la carretera. Siempre tocando el claxon…con cara de mala leche, como si solo ellos tuvieran prisa y yo me estuviera rascando donde la espalda pierde su casto nombre. Luego (y es lo que más me repatea) esa misma gente es la que cuando hay un accidente, reducen su velocidad en plena autopista para “juronear” (palabra utilizada por algunos canarios para definir al mirón) como morbosos, ralentizando mucho mas el trafico incluso provocando accidentes en cadena.

Llevar a mi madre a su centro de día es un suplicio, no por el centro en si, sino por la gentuza con la que me tropiezo por el camino. Que te miran como si les estuviera pisando un callo y todo por parar dos minutos escasos (cosa que no esta bien y lo reconozco) para bajar a mi madre del coche y que las chicas la entren a la guardería de mayores. Es algo que me supera, sobre todo las mamas y papas que van con sus niños en el coche, seguro que a dejarlos en el colegio, parando en doble fila y esperando a que entren seguros al recinto escolar. ¿Esta gente no se ha enterado áun que ellos llegaran a viejos también?. Que sus hijos ven lo que hacen y en un futuro tendrán las mismas reacciones, paranoicas e insolidarias.

Luego nos quejamos de cómo esta la vida, de cómo esta el mundo… ¿y? ¿Hacemos algo para remediarlo? ¡No! Porque lo primero es el respeto a los demás, ser beligerantes con el resto, porque en realidad no conocemos el día a día del individuo. Ya no se respeta a los ancianos, cosa que hacían las culturas ancestrales, porque eran su fuente de información y tradición. A los niños los dejamos desde pequeños frente al televisor hipnotizados con la caja tonta, viendo como se destripan verbalmente los unos a los otros, asi no nos molestan a nosotros.

En fin… como decía Lina Morgan… “Así va el mundo como va…y nos quejamos... no se de que”. Nosotros somos los que formamos el mundo, si no ponemos nuestro granito de arena para mejorarlo…no esperemos que lo hagan otros…los marcianos por ejemplo.