lunes, 31 de diciembre de 2007

UN PEQUEÑO RELATO

Lunes, 9 de Junio de 2008
Este lunes me he despertado algo mas romántico de lo habitual. Se me ha disparado la imaginación y he entrelazado retazos de mi vida con una historia ficticia que voy a compartir con todos. Espero les guste aunque sea un poco almibarado.
TITULO "Consumir preferentemente antes de….”

Hace poco que empezó a mirar la fecha de caducidad en los productos, al darse cuenta que el frigorífico y los armaritos de cocina estaban repletos de latas y yogures a punto de vencer. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el tiempo pasa más de prisa de lo que hasta aquel día había creído.
Tenía cuarenta y cinco años y aunque presumía y hacia apología de su libertad, a veces se sentí muy sola, echaba de menos unos brazos que la rodearan de forma cálida y que unos labios rozaran los suyos con amor y pasión.

A raíz de este episodio no aislado en su vida, es cuando fijo su vista en uno de los jóvenes que trabajaba en el hiper mercado donde ella iba, semana si y semana también.
Supongo que no fue algo premeditado, simplemente al levantar la cabeza de la lista de la compra, sus ojos chocaron de repente con otros de un verde musgo y el mundo pareció detenerse.
Tan rápido como levanto la cabeza, la agacho hasta casi enterrar la barbilla en el pecho. Mientras, un calor le subía por el cuello hasta hacerse dueño de sus mejillas, como le pasaba en la adolescencia. ” ¿Pero que me está pasando? ¡Si puede ser mi hijo! Empezó a evitar los puestos donde el estaba de dependiente. Cuando lo divisaba de lejos en la pescadería, cambiaba su rumbo. Había dejado incluso de comer pescado, por no toparse con él. Sabía que haría el ridículo mayor del mundo, en cuanto le preguntara que quería…empezaría a tartamudear como una cría.

“Pero que tonterías estoy haciendo. Lo faltaba que a mi edad, me dedicara a esconderme de los hombres como cuando me enamoré por vez primera”. ”Además, ni se ha dado cuenta de mi existencia…y con la suerte que yo tengo seguro que es gay, le noto algo amanerado cuando habla con sus compañeras”.

Pasó el tiempo y no le volvió a dar mas vueltas al asunto. Pero el destino nos juega buenas y malas pasadas, según como le miremos y el día en el que peor estaba anímicamente y físicamente, lo volvió a ver. Mientras subía las escaleras del parking, y rebuscaba en el bolso, la lista de la compra se lo encontró de frente. Esta vez no habría escapatoria. Quisiera o no tendría que pasar por ahí.
Y con las ganas que tenia de llegar a casa para tomar algo para el dolor de cabeza.
Agarro un carrito y entro en el hiper, compró lo necesario y lo no tanto y se dirigió a caja, donde el atendía a otras personas. Colocó la compra sin mirarle a la cara y aunque él hizo algún que otro comentario sobre la compra, apenas si le contesto con monosílabos. Llegó a extremo de localizar el pase del parking en su superbolso, para evitar que él hablara más de la cuenta. Mientras ambos se afanaban por guardar la compra en las bolsas, los dos agarraron al mismo tiempo, el desodorante y sus dedos entraron en contacto. Ella sintió como una descarga eléctrica la recorría y retiro la mano presurosa, levantó la vista y entonces se dio cuenta de que él la miraba con una sonrisa ladeada y picara, como si se hubiese dado cuenta de lo que ella sentía... Balbuceo un apenas audible ¿Cuánto es?...y sacó el monedero. “Sesenta con quince…” ¡Mierda! Se había excedido en sus cálculos, tendría que pagar con tarjeta. Abrió la billetera y le tendió la clave card que el recogió, después de mirarla le pidió que se identificara. El sudor le corría por la frente, no sabia si por culpa del resfriado o de la vergüenza que sentía. El pensó que la había ofendido en algo y le dijo: “lo siento…es política de la empresa”…Miró con detenimiento la foto y la miro a ella… ¿la de la foto es usted?... Bueno que ira a soltar por la boca. “No se parece en nada” ya…ya...”Ahora esta mucho mejor”. Era lo menos que se esperaba, agarró la cuenta y salió disparada hacia el ascensor, dándole al botón insistentemente, como si así subiera más rápido. Metió a empujones el carrito de la compra que no quería ir en la dirección que ella quería y cerró la puerta con ganas de que se la tragara la tierra….

Estaba metiendo las bolsas en el maletero del coche, cuando de repente vio una figura que se quedaba en el marco de la puerta. Era el cajero que miraba para un lado y para el otro, como buscando a alguien o algo. Cuando sus miradas se encontraron, le sonrío y fue directa a ella. Los ojos se le abrieron como platos y empezó a meter bolsas sin ton ni son, sin levantar la cabeza, pensando en que tuerto la había mirado esa mañana. De repente y a la altura de su cabeza, escucho una voz que le decía… “Hola… perdone que la moleste, creo que se le ha olvidado esto en caja” mientras le enseñaba un paquete de compresas que llevaba en la mano… ¡Dios…no puedo desaparece…no puedo desaparecer!... “Gracias”…. Ummhhh va a pensar que soy un descarado, pero hace tiempo que me fije en usted, a lo mejor son cosas mías, pero creo que trata de evitarme y no se el motivo. ¿He hecho algo para incomodarla? Ella no sabía que contestarle. No le iba a decir “Nada. Solo que me atraes un montón y me siento como si estuviera cometiendo incesto con un hijo o un sobrino”

El se le quedo mirando fijamente y de sus ojos desapareció la chispa que había visto anteriormente, siendo sustituida por un halo de tristeza. Y empezó a decirle a borbotones: “No puedo dormir pensando en ti. Cuando consigo dormirme, sueño que te tengo mis brazos”. “Hoy pensé que el sentimiento era mutuo, cuando nuestros dedos se tocaron, creí que sentiste lo mismo que yo y con la misma intensidad”.
“Ya se que esto no se debe hacer, pero he terminado mi turno, ¿aceptarias tomarte una copa conmigo? Dame la oportunidad de conocerte y que tu me conozcas a mi, fuera de este lugar. Te prometo que no te arrepentiras"...


CONTINUARA…. ¿O NO?